sábado, 22 de noviembre de 2014

Dulce introducción al teatro.

Debido a que mis tweets se encuentran protegidos, lo más probable es que no haya llegado el tuit junto al hashtag "#TEATRO_2bach" y la mención a "@DamianCarrey" que publiqué el 22/11/2014. Sin embargo, es incuestionable el hecho de que a los problemas hay que buscarles solución en vez de discusión, por ello he decidido hacerle una captura de pantalla al tuit y plasmarlo en esta entrada. No existe excusa alguna para dejar pasar esta actividad.


Evidentemente en 140 caracteres es imposible describir la importancia que ha tenido, tiene y tendrá teatro para la humanidad y a su vez manifestar la idea del por qué debería perdurar dicha importancia. El teatro muestra aquello que eres. Es un medio ideal para expresar y comunicar ideas o sentimientos de tal manera que sea lo suficientemente entretenido y didáctico.

Si hecho un vistazo al pasado mi memoria se encuentra un tanto borrosa, por ello no estoy segura de cuales son mis recuerdos frente las representaciones a las cuales he asistido para ver a lo largo de mi vida. Tras preguntar a mi madre sobre si en mi infancia había participado o no en alguna representación o montaje escolar -o extraescolar-, y tras echar un vistazo a unos cuantos viejos álbumes de fotos que se encontraban ocultos en las profundidades de mi habitación, descubrí que sí. Yo, al igual que cualquier persona que se aproxime a mi generación, participé en la típica representación que suelen hacer en Navidad, en la que nos visten de "pastorcillo" o "pastorcilla", sinceramente no sé con qué fin. Aunque no sólo he participado en esa representación, también encontré fotos en las que a día de hoy no logro descifrar de qué iba vestida y qué se estaba representando. Sí, sería necesario recordar lo que sentí en aquel momento en el que me subí al escenario junto a mis compañeros sin embargo no me es posible. Según me ha contado mi familia, yo solía ser muy "dispuesta" e iba apartando a todo aquel que fuera más alto que yo para ponerme de las primeras, es decir, en el grupillo que se encontraba en la primera fila, los que se ven más cara a cara frente al público. Aún me cuesta creerlo, pero así es. Por otro lado, en cuanto a las representaciones que he podido contemplar, he de decir que durante la primaria no recuerdo ninguna, no obstante de secundaria creo haber asistido a casi todas las que se han realizado a partir de segundo de la ESO en el IES Nazarí. Tanto a aquellas que se proponían en la asignatura de inglés como a las que se daban en la asignatura de lengua y literatura.

Pero a la más reciente que he podido asistir fue el año pasado, cuando en la asignatura de griego se propuso la actividad de ir a ver la representación del mito de Hipólito, en el cual se relata la historia de Hipólito un amante de la caza y las artes violentas que veneraba a la diosa Artemisa y detestaba a la diosa Afrodita, por ello ésta ultima decide vengarse de este haciendo que su madrastra se enamorara locamente de él. Tras ser rechazada la madrastra decide suicidarse, pero antes, creó un plan junto a su nodriza dando a entender que Hipólito la había violado y -por tanto- había provocado el suicidio de esta. Finalmente, cuando el padre se entera de esta falsa acción, decide castigar a su hijo mediante el poder de Poseidón -su abuelo- el cual respondió enviándole un monstruo marino que le entorpeciera mientras Hipólito cabalgaba, muriendo aplastado por sus propios caballos.
A mi personalmente me gustó bastante porque todo estaba muy bien organizado, tanto el decorado como el sonido que nos hacía adentrarnos más en la situación -producido aparte por tres personas más-. Además, la obra estaba representada por gente de más o menos nuestra edad y se notaba lo bien que se lo habían preparado. Todo eso influía e influye a día de hoy en cualquier teatro y en cualquier representación. Por supuesto que me gustaría acudir como espectadora a más actos teatrales que se realicen en un futuro, y si tengo la oportunidad iré ya que el teatro es un sitio en donde se produce una comunicación directa entre el artista y el público que consigue llevarnos a su vez a otros mundos sin movernos de nuestros asientos. Aunque actualmente, no sé si para bien o para mal, podríamos decir que al igual que nos decía Antonin Artaud: "Se ha perdido la idea del teatro. Y mientras el teatro se limite a mostrarnos escenas intimas de las vidas de unos pocos fantoches, transformando al publico en voyeur, no será raro que las mayorías se aparten del teatro y que el publico común busque en el cine, en el music-hall o en el circo, satisfacciones violentas de claras intenciones".


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